Escrito por Pilar Guiroy
Rumania está rodeada por países eslavos, por lo cual los vampiros de ambos países son similares. Los vampiros rumanos son llamados Strigoi, basados en el antiguo término griego strix que significa “lechuza chillona”, y que también llego a significar ‘demonio ’ o ‘bruja’.
Existen diferentes tipos de strigoi. Los strigoi vivientes son brujas con dos corazones y/o dos almas. Poseen la habilidad de enviar sus almas a la noche para encontrarse con otros strigoi o succionar la sangre de los vecinos y seres vivos.
Los strigoi muertos son cadáveres vivientes que también beben sangre y atacan a su familia. Los strigoi vivos se convierten en la otra variedad después de muertos, pero también existían otras maneras de transformarse en un strigoi muerto. Otro tipo de vampiro, o quizás otro término para el concepto en el folclore rumano, es el Moroi.
La tradición rumana describe miles de maneras de convertirse en vampiro. Una persona nacida con una membrana, un tercer pezón, un rabo, o pelo extra estaba condenada a ser un vampiro. El mismo destino se aplicaba al séptimo hijo de cualquier familia si todos sus hermanos previos eran del mismo sexo, o a un bebé prematuro, o a alguien cuya madre había cruzado un gato negro en su camino.
Si una mujer embarazada no comía sal o era considerada por un vampiro o una bruja, su hijo también se convertiría en un vampiro. Lo mismo pasaría con un niño nacido fuera de matrimonio. Otros que se transformaron fueron aquellos que tuvieron una muerte anti-natural, o previa al bautismo. Finalmente, ser mordido por un vampiro podía tener el mismo resultado.
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