Escrito por Pilar Guiroy
El mito del vampiro como lo conocemos tiene su raíz más fuerte en el folclore de Europa del Este, particularmente en el eslavo. En este, los vampiros generalmente son revenantes de víctimas suicidas, criminales o hechiceros malignos, y en algunos casos el vampiro podía pasar su vampirismo a sus víctimas.
También se creía que una víctima de una muerte cruel, prematura o violenta era susceptible de convertirse en vampiro. Estos seres eran acusados de asesinar personas, a menudo bebiendo su sangre, pero también estrangulándolos, o sentándose sobre ellos para que no pudieran respirar. En este folclore un vampiro podía ser vencido por decapitación, o clavándole una estaca de madera en el corazón, o quemando su cuerpo.
Las leyendas de vampiros en varios pueblos eslavos presentan características comunes, pero son muy variadas. Algunas de las causas más comunes de vampirismo eran la de ser un mago, o una persona inmoral; sufrir una muerte prematura o innatural como el suicidio; excomunión; rituales de entierro incorrectos; un animal saltando o un ave volando sobre el cadáver, o una tumba vacía eran indicio en las creencias del folclore del sur eslavo; e incluso nacer con una membrana, un diente o cola, o ser concebido en ciertos días también lo era.
Entre las razones más peculiares estaba la creencia de muchos serbios sobre que ser pelirrojo era un rasgo vampírico, y además una superstición, de los búlgaros, que afirmaba que las personas que hablaban solas se convertirían en vampiros.
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