Dom Agustin Calmet fue un benedictino de la congregación de St. Vannes. En 1746 publicó un largo tratado titulado "Dissertation sur les apparitions des esprits et sur les
vampires et revenants" (Tratado acerca de las apariciones de espíritus y acerca de los vampiros y revinientes), en dos volúmenes. El libro logró gran difusión en su época, siendo considerado como el primer estudio amplio respecto a los vampiros en Europa.
Gran erudito de su época, autor de numerosos ensayos de temas religiosos y de un elaborado y reconocido comentario bíblico, comenzó a interesarse por extrañas "nuevas modalidades de apariciones" que, según él, habían comenzado unos sesenta años atrás -en aquel momento y lugar-. Fruto de este interés y gracias a sus relaciones personales con otros clérigos de la Europa de la época, Calmet consiguió reunir información suficiente como para escribir un tratado.
Aunque la intención original de Calmet era centrarse en el vampirismo, a lo largo de su investigación fue recopilando otras informaciones sobe otros fenómenos y apariciones de tipo más clásico, por lo que decidió publicarlas por separado. Finalmente publicó su obra en dos volúmenes. El primero: "Tratado de las apariciones de los ángeles, de los demonios y de las almas de los difuntos" y el segundo: "Disertación sobre los revinientes en cuerpo, los excomulgados, los upiros o vampiros, brucolacos, etc."
La publicación obtuvo de inmediato un gran éxito con repetidas ediciones a lo largo del tiempo, aunque a Calmet le costó convertirse en el blanco preferido de las burlas de los iluminados e incluso los católicos dejaron de tener en consideración sus antiguos tratados bíblicos. Su nombre hoy en día aparece casi exclusivamente ligado al tema del vampirismo en bibliografías relacionadas .
"los que los creen verdaderos me acusarán de temeridad y de presunción, por haberlos puesto en duda, o incluso haber negado su existencia y su realidad; los otros me echarán en cara haber empleado el tiempo en tratar esta materia, que pasa por frívola e inútil en el espíritu de muchas gentes de buen sentido"
"Los revinientes de Hungría, o vampiros, [...] son unos hombres muertos desde hace un tiempo considerable, más o menos largo, que salen de sus tumbas y vienen a inquietar a los vivos, les chupan la sangre, se les aparecen, provocan estrépito en sus puertas y en sus casas, y, en fin, a menudo les causan la muerte. Se les da el nombre de vampiros o de upiros, que significa en eslavo, según dicen, sanguijuela".